Que malo que era Pellegrini o el fúbol más allá del fútbol
“22 tipos corriendo detrás de una pelota, porque mejor no se compran una para cada uno” (Jorge Luis Borges)
En tiempos de Borges, el fútbol era sinónimo, casi exclusivamente de pelota. Y naturalmente. Pues el partido de fútbol consistió y consiste en controlar la circulación de ella rumbo al arco contrario. Hoy sus detractores tienen una pléyade de instancias para criticar al popular deporte. Barras bravas y violencia, se reprocha desde los círculos conservadores, horas y horas televisivas durante los 365 días del año, se quejan los indiferentes; manipulación ideológica, ladran los activistas antisistémicos; danza de los millones de dólares, corrupción y mafia, reclaman acongojados e indignado “concientes”, “anti capitalistas” y “moralistas”. Locura y festival del sinsentido, claman los racionalistas dotados de un escaso sentido del humor. Y la guinda de la torta: la farándula. Cuán engorrosas situaciones recorren la cancha de fútbol.
Todas estas acusaciones están en lo cierto. Empero, todos estos predicados son posibles al hablar de fútbol. Las bambalinas son más significativas que la obra. Más aún, hasta los amantes y seguidores de ésta pasión hemos pedido el cambio y hemos decidido salir de la cancha para relacionar el juego con las habladurías del mundo.
-Hola ¿De que hablan?
-Buenas, como andas. Hablamos de fútbol. Siéntate.
-Gracias
- Y como te iba diciendo, Beckham filmó un reclame y le pagaron mil millones.
- Sabías tú que en Vietnam niñas y niños de 8 años hacen los zapatos que ocupa ronaldinho.
- y ganan un pan diario
- Tú sabes que la elección de la FIFA estaba todo arreglado.
- No me extraña para nada.
- Supiste que la U quebró
- Piñera compró Colocolo
- Blanco y Negro querrás decir.
- En fin, los mismo, a propósito, el otro día nos apiedraron la micro al salir del estadio.
- Supiste lo de Navia y lo de Marck González.
- Si supe, y supe que Navia está casado con hijos.
- Pinilla quiere ser capitán de la selección.
- ¿Cuántos partidos completos habrá jugado ese payaso?
- Más de diez, menos de quince.
- Mauricio Israel pololea con una modelo.
- Si supe lo leí en “lun”, los vieron en el recital de Castro.
- Andaba quenita también ahí…
Así se pasa el tiempo, hasta que el sol se asoma tras las montañas y cada cual vuelve a su madriguera. Al día siguiente todos recuerdan en el silencio de un improvisado almuerzo que buena estuvo la conversación nocturna. Quizás, alguien notó, que no fue necesario hablar de ningún golazo, de ninguna gambeta, ni siquiera de alguna clásica y tragicómica patada de algún zaguero, ya ni los arbitrajes llamaron la atención.
Los esencialistas y nostálgicos pueden quejarse y recordar a Beckenbuauer, ¡Que jugador!, ¡Como cabeceaba Campos!, ¡Que malo que era Pelegrini!, ¡El Real Madrid de los cincuenta era máquina, Qué equipazo!.... Bueno hoy, le agregaríamos; ¡Te refieres al Real Madrid con Franco en las tribunas!.... En algunos pocos años más se dirá probablemente, ¡Que buen equipo fue el Colocolo de Piñera!.... Uff!… Eso me dio escalofríos, aún así, prefiero quitarle la pelota a otro antes que comprarme una para mí sólo.
Andrés Vidal
En tiempos de Borges, el fútbol era sinónimo, casi exclusivamente de pelota. Y naturalmente. Pues el partido de fútbol consistió y consiste en controlar la circulación de ella rumbo al arco contrario. Hoy sus detractores tienen una pléyade de instancias para criticar al popular deporte. Barras bravas y violencia, se reprocha desde los círculos conservadores, horas y horas televisivas durante los 365 días del año, se quejan los indiferentes; manipulación ideológica, ladran los activistas antisistémicos; danza de los millones de dólares, corrupción y mafia, reclaman acongojados e indignado “concientes”, “anti capitalistas” y “moralistas”. Locura y festival del sinsentido, claman los racionalistas dotados de un escaso sentido del humor. Y la guinda de la torta: la farándula. Cuán engorrosas situaciones recorren la cancha de fútbol.
Todas estas acusaciones están en lo cierto. Empero, todos estos predicados son posibles al hablar de fútbol. Las bambalinas son más significativas que la obra. Más aún, hasta los amantes y seguidores de ésta pasión hemos pedido el cambio y hemos decidido salir de la cancha para relacionar el juego con las habladurías del mundo.
-Hola ¿De que hablan?
-Buenas, como andas. Hablamos de fútbol. Siéntate.
-Gracias
- Y como te iba diciendo, Beckham filmó un reclame y le pagaron mil millones.
- Sabías tú que en Vietnam niñas y niños de 8 años hacen los zapatos que ocupa ronaldinho.
- y ganan un pan diario
- Tú sabes que la elección de la FIFA estaba todo arreglado.
- No me extraña para nada.
- Supiste que la U quebró
- Piñera compró Colocolo
- Blanco y Negro querrás decir.
- En fin, los mismo, a propósito, el otro día nos apiedraron la micro al salir del estadio.
- Supiste lo de Navia y lo de Marck González.
- Si supe, y supe que Navia está casado con hijos.
- Pinilla quiere ser capitán de la selección.
- ¿Cuántos partidos completos habrá jugado ese payaso?
- Más de diez, menos de quince.
- Mauricio Israel pololea con una modelo.
- Si supe lo leí en “lun”, los vieron en el recital de Castro.
- Andaba quenita también ahí…
Así se pasa el tiempo, hasta que el sol se asoma tras las montañas y cada cual vuelve a su madriguera. Al día siguiente todos recuerdan en el silencio de un improvisado almuerzo que buena estuvo la conversación nocturna. Quizás, alguien notó, que no fue necesario hablar de ningún golazo, de ninguna gambeta, ni siquiera de alguna clásica y tragicómica patada de algún zaguero, ya ni los arbitrajes llamaron la atención.
Los esencialistas y nostálgicos pueden quejarse y recordar a Beckenbuauer, ¡Que jugador!, ¡Como cabeceaba Campos!, ¡Que malo que era Pelegrini!, ¡El Real Madrid de los cincuenta era máquina, Qué equipazo!.... Bueno hoy, le agregaríamos; ¡Te refieres al Real Madrid con Franco en las tribunas!.... En algunos pocos años más se dirá probablemente, ¡Que buen equipo fue el Colocolo de Piñera!.... Uff!… Eso me dio escalofríos, aún así, prefiero quitarle la pelota a otro antes que comprarme una para mí sólo.
Andrés Vidal
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