Yáñez v/s Israel, entre lo malo, una elite.
Qué duelo. Quizás comparable con las disputas del título mundial de peso mosca entre Martín Vargas y Miguel Canto, allá por 1977, en Mérida. Duelos que se definieron por puntos a favor del mexicano, porque no hubo supremacía real de ninguno. Como el caso Yáñez - Israel, quien es peor es una cosa de puntos.
De Patricio Nazario se puede respetar su trayectoria como jugador, su paso por la selección, por España, por la U o la Copa Libertadores. Pero dos grandes hitos son los que quedaran en la memoria del colectivo: el primero, el famoso gol a Paraguay del 31 de Mayo de 1981 que significaba un tremendo avance en el camino de Chile hacia el mundial de España del año siguiente.
El segundo, el famoso gesto técnico dedicado a la fanaticada brasilera en el Estadio Maracaná luego de la brutal agresión sobre Roberto Rojas. Como comentarista, poco y nada se puede rescatar.
Sólo basta con prestarle atención por unos minutos mientras “comenta” (sí, sé que cuesta) para darse cuenta que por el fútbol no siente pasión. Podría decir incluso que no le gusta, que no lo entiende, que no lo disfruta ni estando en un mundial. Sus comentarios rara vez escapan de lo que cualquier televidente puede observar. Cuando hace algo distinto, está anunciando la publicidad de algún producto. Capaz de ignorar penales o agresiones evidentes, tiene el descaro de criticar a los jugadores que exageran las faltas. Parece que a Yáñez perdió un poco de memoria y no recuerda sus memorables piscinazos que sin el mínimo de vergüenza alegaba como faltas. En su última etapa, jugando por Blanco y Negro (ex Colo Colo), cuando ya no era ni rápido y estaba realmente gordo, sus simulaciones parecían chiste. Y así se retiró del fútbol, para, lamentablemente, dedicarse a las comunicaciones.
Reconozco de todos modos, puede ser una exageración y hasta una falta de respeto compararlo con el que hoy aparece como su contendor. El siempre desagradable Mauricio Israel. De éste no podemos rescatar mucho, salvo un poco de envidia por la amplia tribuna que ha logrado formar pese a no tener cerebro. Cuando está callado aporta silencio, cuando habla, lo arruina todo. Lo de Palmita es admirable, qué paciencia, qué amor por el fútbol.
Si lo de Yáñez no era más que comentar lo evidente, lo de Israel supera cualquier barrera. Aparte de ignorar los nombres de los jugadores, no mencionarlo en la mayoría de los casos y equivocarse cuando lo hace, toma partido evidente en cada duelo, pierde cualquier imparcialidad y alega (me permito no decir “comenta”) como cualquier hincha. Uno que no sepa, claro está.
Tras el famoso penal cobrado a favor de Italia por Luis Medina Cantaleo (junto a Israel, lo más lamentable del mundial) me di el tiempo de revisar cada canal que transmita el mundial para saber la “opinión de los expertos”. Todos coincidían en que no había existido falta, salvo uno, don Mauricio.
Lamentable tener estos exponentes a cargo de las transmisiones de un evento tan lindo como un mundial. Eso sí, agradezco la presencia del pesado de Guarello, de Solarrabieta, de Rodrigo Sepúlveda o de Juan Manuel Ramírez.
Por una cosa de trayectoria, quedó excluido del análisis la somnífera ignorancia de Carcuro.
Nicolas Oyarzún
2 Comments:
Felicitaciones por la pagina esta buenisima... sin duda me sumo a los comentarios sobre los comentaristas, vagos básicos, subjetivos. No marcan una diferencia que los haga ser admirados por ahí, mas pareciera que hicieran méritos para sacarselas de encima.
Creo que Israel lo hace mejor leyendo diarios para sí mismo en los matinales del mega, y sinceramente Patricio Yañez que deje de ser figura visible por que aún nos podemos acordar de cosas buenas suyas... alguna al menos.
Certero comentario, sobre todo en lo que se refiere a los verdaderos piqueros de Yañez. Nunca voy a olvidar ese partido que Argentina nos derrotó creo que 3-0 o 3-1, con dos goles de Espina y una desastroza actuación del Rambo Ramírez. Ese partido lo retrasmitieron el año pasado en Fox y en los relatos, De Araujo, no podía creer los simulacros del gordo Yañez; eran realmente descarados. Además, de todos son conocidos los gestos que le dedicó a la torcida brasileira en el maracaná. Entonces, resulta ridículo que salga ahora hablando en contra del simulacro, de la ordinaries de ciertos jugadores, en fin, de asuntos que le caracterizaban a él como jugador. Sin desmerecer su gran trayectoria, y sus desiquilibrantes desbordes, concuerdo contigo en que Yanñez es un pésimo y desmemoriado comentarista.
Ignazio.
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