Sobre la decisión
De pronto, como un rayo, como una mirada, irrumpe una exigencia. Parecía un mar calmo, sin grandes preocupaciones, un ir tranquilo y sin problemas, olvidando el asunto de la vida misma, que es oscura, profunda, abismal. Y de pronto, algo se abre. Posibilidad, posibilidades, que antes no se pensaban, no se experimentaba. Y viene la extrañeza, el apremio que convoca, una llamada silenciosa e inentendible. Es una resolución individual, donde comparece una relación íntima entre el Individuo y el Absoluto. Lo que haga, el común no lo comprenderá. Pues es absurdo e imposible. Bello y terrible. Temor y temblor. Se pierde la consistencia, los códigos para evaluar. No es cosa de utilidad. Un instante grave, que carga de ser al ser humano. Imagínese a un individuo instantes antes de terminar una jugada. El juego nos pone a jugar en instantes imprevisibles. Habitamos en códigos generales. Pero a veces el juego nos juega en los lindes de la maldad. No hay Bien que aquí sirva. No existen manuales para determinar una “buena” dedición. No existen ejemplos anteriores. Resolución desde el fondo de un alma sin fondo. Lo que resulte, poco importa. Es cosa de ganarse o perderse, de ser propio o impropio. Y pasan en un instante no cronológico el dolor y la alegría, la vida y la muerte. “Hago esto o esto otro”… y esta letra “o” irrumpe, y te exige sentido. “Amago o remato”, “me paso al arquero o la paso”. Y resuena en el fondo del alma la voz silente que te llama a decidir, sin la promesa de que tus expectativas se conformen al porvenir que cada día, querámoslo o no, carga nuestros hombros de responsabilidad. Ganemos o perdamos, es la exigencia imposible de ser finalmente lo que somos.
luis felipe oyarzún montes
1 Comments:
ya es hora de actualizar, no?
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