De la soberbia y la cultura mezquina; modernidad, democracia y fútbol.
“Son muy pocos hoy los que saben que uno solo, quizá, de entre muchos miles está autorizado para sentirse escritor, y que todos los demás que por su cuenta y riesgo intenten seguir ese camino merecen como recompensa por cada frase impresa una carcajada homérica por parte de hombres verdaderamente capaces de juzgar.”
(F. Nietzsche, Sobre el provenir de nuestras escuelas)
Hoy nos acomete el peor de los males, como señaló Heráclito de Efeso, hace miles de años; antes de apagar el incendio, dijo, más vale apagar la soberbia. ¿Qué puede querer decir esto? Tratemos de verlo a través de de los ojos opacos de nuestro presente. El desarrollo incuestionable de los medios de comunicación, y su creciente “democratización”, nos han llevado a la seguridad de que todos tienen el “derecho” a opinar de TODO. Incluso las personillas más obtusas quieren tener su propia opinión, decir lo que “piensan”, sin reparar si es verdaderamente una palabra o un bello y tierno berrido. En el juego eso se ve a diario. Jugadores mediocres que se suman sin conocer sus límites al destello de verdadero talento que abruma en las piernas y cabeza de un genio. Este CREA, recorre nuevas posibilidades, arma y desarma estructuras, juega con lo establecido y lo que se creía hasta entonces normal. Pero el enano que lo sigue detrás, agarrado de su polera como los niños que hacen fila en el jardín, lo falsea, y ensucia todo lo novedoso de la irrupción del milagroso talento. Y el mediocre comienza a dar declaraciones, comienza a subir la voz en la cancha, a tirar largos balonazos a tres dedos, etc, etc. Y, como es de esperar, los pases mueren, su prepotencia los lleva a verse involucrados en riñas y expulsiones, su equipo se ve perjudicado, pero continúa sintiéndose importante. La prepotencia arrecia y nos impide ver nuestros propios límites- de nuevo, Heráclito el oscuro-. Eso se puede traducir en destino fatal. En el fútbol, en derrotas inexplicables, y en frases y opiniones que merecen una gran carcajada de amor y desprecio.
luis felipe oyarzún montes
7 Comments:
pero tu comentario no merece ninguna carcajada ni desprecio, no es cierto?
hoy actualizar
pico
ya es hora que escriban algo, no? saludos cordiales
tienes toda la razón, ana.
parece que se les olvido escribir
queremos mas articulos...
eso es lo que quereos
ahi hay más articulos po hueon
Post a Comment
<< Home